Cada diciembre, miles de hogares en todo el mundo se preparan para una cuenta regresiva muy especial. Los calendarios de Adviento, una costumbre nacida en el siglo XIX dentro de comunidades protestantes alemanas, se convirtieron en un símbolo de anticipación y alegría previo a la Navidad.
Originalmente, las familias marcaban los días hasta el 24 de diciembre encendiendo cuatro velas en una corona de Adviento, que representaban la paz, el amor, la fe y la tolerancia. En otras regiones, los niños trazaban 24 rayas de tiza en la pared y borraban una cada día, como un rito de espera.
Con el paso del tiempo, la tradición se reinventó: en 1958 apareció el primer calendario comercial, relleno con chocolates y pequeños juguetes. Ese gesto simple —recibir una sorpresa diaria— marcó el comienzo de