Cuesta hacerse a la idea de que las pomposas palabras del presidente de los EE.UU., Donald Trump, señalando este lunes en su discurso en el Parlamento israelí , la Knéset, que "por fin, no solo para los israelíes, sino también para los palestinos, la larga y dolorosa pesadilla finalmente terminó" o que la región estaba experimentando "el amanecer histórico de un nuevo Medio Oriente" vayan a ser una realidad. Es difícil de creer porque en ocasiones anteriores el sueño por la paz se desvaneció. Es eso lo que obliga a ser cautos, sin quitar mérito alguno al propio Trump y a los firmantes de la paz . El propio Benjamin Netanyahu afirmó estar comprometido con esta paz y representantes de Hamás se han pronunciado en términos similares. La firma de una treintena de líderes mundiales en el

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