SAN JOSÉ._ La Selección Nacional de Costa Rica salió decidida desde el primer minuto.
La presión fue asfixiante, intensa, una declaración de intenciones: había que ganar y golear, porque la goleada era el único marcador que realmente servía, más después que Honduras venció por goleada a Haití .
El Estadio Nacional lucía imponente. Miles de aficionados, entre ticos y una nutrida presencia de nicaragüenses, convirtieron el ambiente en una mezcla de fiesta y nervios.
Cada pase, cada intento de desborde, se sentía como una batalla dentro de un escenario que pedía goles.
Costa Rica tardó en encontrar su ritmo, pero el asedio terminaría por rendir frutos.
En una jugada rápida y precisa, Manfred Ugalde asistió a Alonso Martínez , quien definió con clase al minuto 13 para abrir el