En un momento donde empresas chilenas, sin importar su tamaño, buscan optimizar sus operaciones y fomentar ambientes laborales inclusivos, elementos como la elección del vestuario, por muy poco relevantes que parezcan, pueden ser el elemento diferenciador.
Esto va más allá de la estética, el vestuario laboral se ha convertido en un motor clave para la productividad y la inclusión. Diversos estudios internacionales y revisiones en Chile coinciden en que el cómo vestirse en el trabajo influye en el estado de ánimo, la seguridad psicológica y la productividad de los trabajadores. La ropa también se “siente”, y esa sensación puede marcar la diferencia entre una jornada cómoda o una jornada frustrante.
Por ejemplo, un estudio realizado hace unos años por la Universidad Coventry, en Reino Unid