Cada 15 de octubre, la voz de las mujeres rurales reclama su sonoridad para que puedan ser escuchadas sus reivindicaciones, al menos en esta efeméride proclamada por Naciones Unidas, y que no quede en un mero gesto simbólico.
En un contexto global de emergencia climática que exige afrontar de manera decidida la ineludible transición ecológica, hay que fomentar el liderazgo de quienes siembran futuro mientras protegen la tierra. Las mujeres rurales custodian la biodiversidad, transmiten cultura e identidad, impulsan la innovación agroalimentaria y sostienen la vida cotidiana en territorios donde la despoblación amenaza con borrar el mapa humano en cada rincón de España.
Pero su realidad sigue atravesada por una doble desigualdad: vivir en zonas donde se generan menos oportunidades y ser m