No hubo gritos. Ni golpes. Solo un silencio repentino. Jessica McClure , de 18 meses, jugaba en el patio de la casa de su tía junto a otros niños, mientras su madre atendía una llamada telefónica en el interior. Era la mañana del 14 de octubre de 1987 , en Midland, Texas. Allí, en ese jardín que funcionaba como una pequeña guardería familiar, todo parecía en calma, pero el silencio repentino de los demás niños pareció anticipar la tragedia.
Reba McClure lo supo apenas regresó al patio . Comenzó a buscar a su hija y no la encontró. El corazón se le paralizó... Buscó con desesperación en cada rincón, recorrió el terreno sin entender qué sucedía, hasta que se detuvo frente a un agujero semioculto entre las hierbas. Se acercó. Desde esa boca oscura brotaba un llanto débil, emergiendo d