En una declaración que generó fuerte repercusión en medios católicos, Monseñor Marian Eleganti , obispo emérito de Coira (Suiza), criticó con dureza el legado del Concilio Vaticano II y la liturgia que surgió a partir de sus reformas. Según el prelado, estas transformaciones representaron una “ruptura despiadada” con la tradición de la Iglesia.
Eleganti sostuvo que el Concilio, lejos de renovar la fe, provocó una crisis de identidad en el catolicismo contemporáneo. “La primavera proclamada nunca llegó” , afirmó, en alusión a las expectativas de renovación que acompañaron el evento eclesial convocado por el Papa Juan XXIII en 1962.
El obispo también cuestionó la nueva liturgia, señalando que se convirtió en un “experimento imprudente” que debilitó el sentido sagrado de la misa. En su