Salí el 11 de octubre del aeropuerto de Barcelona, con los Mossos d’Esquadra y la Policía Nacional aparatosamente desplegados alrededor de los mostradores del vuelo que me llevaría a Tel Avi v la madrugada del 12. Despegamos una hora tarde para esperar a una familia que se había perdido. “No les dejaremos en tierra”, explicó el comandante en hebreo y en inglés.
“En la mentalidad israelí está hondamente arraigada la idea de que nunca se les deja atrás, nunca se les abandona”, explica Einat Kauffman, psicóloga experta en trauma que trabaja con . Ese mismo día se pasó doce horas al teléfono con un niño de 9 años que estaba escondido con su hermano de 6 en un armario, frente al cadáver de su madre asesinada por Hamás . Doce horas son muchas. El móvil se fue quedando sin batería. El cargad