Con un peso demográfico determinante y una fuerte incidencia en la definición de los resultados provinciales y nacionales, la Provincia de Buenos Aires concentra tanto la fortaleza del peronismo como los desafíos más profundos de la democracia local. Su relevancia no solo se mide en votos, sino también en su capacidad de sostener liderazgos, moldear estrategias de campaña y funcionar como un termómetro del clima político argentino.

Este artículo analiza cómo la concentración de poder político en el conurbano bonaerense influye en la alternancia electoral, la renovación de liderazgos y la participación de nuevas generaciones en la política, así como los riesgos que implica la falta de pluralidad y el estancamiento del poder local.

La provincia más poblada, y el territorio más disputado

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