En el Perú, como en el resto del mundo, el consumo de vino atraviesa una renovada etapa de expansión . En los últimos años, sobre todo tras la pandemia, nuestro país pasó de 1,8 a 3,6 litros per cápita, según la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV).

No competimos en volúmenes con Argentina (24 litros) o Francia (más de 40) , sino en aprovechar fortalezas propias: una gastronomía reconocida que seduce el paladar e impulsa el maridaje y la llegada de etiquetas internacionales que diversifican la oferta y enriquecen el mercado local.

Esta nueva realidad la promueve también la transformación global de la la industria del vino, alentada también por nuevos consumidores menos tradicionales, más jóvenes, abiertos, curiosos y exigentes.

“La industria vitivinícola inició est

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