Desde 2008, cada 15 de octubre el planeta revive la memoria de que un gesto tan sencillo como lavar las manos puede marcar la diferencia entre salud y enfermedad.

A través del recuerdo de ese acto diario —sumergir las manos en agua, aplicar jabón, frotar, enjuagar— se plantea una exigencia global: que cada persona tenga acceso real a esos elementos básicos.

En muchos lugares aún no es posible. En la infancia, en las escuelas, en los centros de salud, el déficit en infraestructura y recursos convierte ese acto elemental en privilegio . Y mientras tanto, millones de manos quedan sin abrigo.

Los orígenes y su propósito

La celebración del 15 de octubre fue instaurada por la Asociación Mundial para el Lavado de Manos con el fin de convertir el acto de lavar las manos con agua y jabón

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