El estadio de Altos Hornos Zapla nunca volvió a ser el mismo. Nicolás Agustín Casas, hasta hace poco la voz oficial del Club, detonó el aire denso de Palpalá con un manifiesto incendiario, un texto que atraviesa la política interna del Club como un rayo y deja al descubierto cada grieta de la mediocridad, el miedo y la cobardía.Titulado “Manifiesto de la Discordia”, el comunicado no es un simple adiós: es un acto de guerra contra la inercia, una bomba literaria que sacude los cimientos del Merengue. Desde el primer párrafo, Casas deja claro que su salida no es derrota ni capricho: es un acto de coherencia frente a un sistema que castiga la lucidez y protege la comodidad. Su pedido de adecuación económica acorde a sus responsabilidades fue recibido, según él, como amenaza; pero en realidad

See Full Page