Castilla-La Mancha no se entendería sin nuestros campos, sus cultivos, productos y materias primas como el aceite, el azafrán, el queso, la miel o el ajo, y un sinfín de derivados. Estos elementos constituyen algunas de nuestras múltiples señas de identidad, en una historia, como región de España, marcada siempre por nuestro carácter rural.
Sentimos orgullo de esa historia ligada a las labores agrícolas y ganaderas que se han desarrollado y se desarrollan en nuestros pueblos, que tampoco se entenderían sin el trabajo y el esfuerzo de las mujeres, que hemos sido fundamentales en la dedicación al campo, mientras sosteníamos en exclusiva el peso de las familias.
Han sido las manos de nuestras madres y abuelas las que han cuidado de los animales; las que recolectaban, ordeñaban, amasaban el