Impresionante era el panorama que nos ofrecían la docena de lanchitas que diariamente hacían la travesía de Puerto Libre a Dalla Costa. Esas lanchitas con nombres de piratas, de mujeres y de todo lo que la mente humana pudo imaginar para distinguir a sus embarcaciones, estaban allí en las partes mas visibles del puerto y volaban sobre las oscuras aguas del Caroní, como queriendo desafiar al viento. Al principio, cuando nuestro sistema monetario tenía un valor, el puesto costaba bolívares 0.50, o sea la mitad de un bolívar, esa tarifa se mantuvo durante varios años, aumentándolo posteriormente a un bolívar cada pasaje, los usuarios llegaban al río y los mismos marineros, ordenadamente les indicaba cual era la lancha que le tocaba salir, si no había ningún pasajero a bordo, entonces

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