Por: Carlos Borruel
Confieso que nunca he sido fan de las películas de zombies.
Sin embargo me llama mucho la atención lo que para mí encierra el contenido tan simple donde un muerto viviente muerde a alguien sano, lo contagia y lo convierte en zombies hasta forman legiones que amenazan con terminar la humanidad.
Fuera de la pantalla, lo que se ve en las calles y en los hogares son millones de zombies vivientes que deambulan por la doquier con la cabeza agachada y la mirada fija en un celular.
Unos tropiezan y caen; otros pasan sin saludar porque no advierten la presencia de un conocido y todos, todos, en un mundo lleno de comunicación permanecen aislados de los demás, sin tener contacto personal.
Los zombies los tenemos a nuestro lado y no asustan; los encontramos en una reunión fam