Felipe VI convirtió este martes la apertura del X Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) en un mensaje político sobre el papel del español como fuerza de cohesión en un mundo tensionado. En Arequipa, la ciudad natal de Mario Vargas Llosa, el Monarca definió la lengua española como una voz de "concordia” frente a la “rivalidad” y la “desconexión” que, dijo, dominan el debate internacional.
El Rey defendió la idea de una comunidad panhispánica viva y diversa, capaz de proyectar una voz común sobre un “panorama global ciertamente incierto”. En un discurso que combinó referencias literarias con una lectura geopolítica del idioma, Felipe VI situó el español como vínculo entre más de 600 millones de hablantes y como elemento esencial para la cooperación en el espacio iberoam