Cuando una democracia empieza a pensar en castigar pueblos enteros privándolos de lo más elemental —agua, alimentos o transferencias públicas— ya no hablamos de táctica política: hablamos de -asedio-

Eso fue exactamente lo que planteó la senadora Paloma Valencia en el congreso de Colfecar: condicionar y recortar el acceso a alimentos, agua y las transferencias estatales a los resguardos indígenas que, a juicio suyo, respalden o ejecuten bloqueos en el Cauca . La propuesta, presentada como “presión sin uso de la fuerza”, propone convertir la supervivencia en moneda de cambio político.

Decir que algo “se puede hacer sin violencia” mientras se corta el flujo de comida y agua es jugar con las palabras. El hambre y la sed no son “no violencia”: son herramientas que dañan primero a los niños

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