La niña Maribel se había convertido en una causa común del pueblo deltano. Al hacerse pública su historia y saber que se había quedado sola en el mundo, tras el fallecimiento de sus progenitores y el único hermanito, centenares de personas en oración y acción la apoyaron.
Con diversas afecciones provocadas por la desnutrición que padecía, fue objeto de múltiples atenciones por parte del personal hospitalario que se abocó a atenderla.
Las redes sociales hicieron el resto convocando las voluntades necesarias, que asumieron la causa de Maribel como suya propia, sin sospechar que ocurriría este desenlace.
En espera de confirmación, con el iris perlado por lágrimas deseamos que sea falso y aún permanezca entre nosotros. Si partió igual estará, nunca se fue, nunca se irá…
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