Tal vez muchos conozcan el nombre de Kilmar Ábrego García, un caso icónico de la dura política migratoria en el segundo mandato de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. Pero hay un daño colateral poco comentado sobre todo el proceso que ha atravesado este salvadoreño desde que fue deportado por “error”: el hueco que deja en un sector laboral golpeado por varios factores, entre ellos las redadas de inmigración.

Ábrego García fue inicialmente detenido luego de completar un turno en una obra de construcción.

Desde entonces, su caso se suma al de tantos migrantes que van dejando un vacío laboral en la construcción, una industria que carece de mano de obra todos los meses desde hace años en EE.UU. Se estima que este sector lleva una década con escasez de trabajadores y que mensualme

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