Moscú. Los líderes de Rusia, Vladimir Putin, y de Siria, Ahmad Al Sharaa, se reunieron este miércoles en esta capital para tratar de encontrar fórmulas de compromiso que permitan restablecer la relación del Kremlin con el país árabe.

Hay, sin embargo, un gran obstáculo —el asilo político que el mandatario ruso concedió al derrocado presidente sirio, Bashar Al Assad— que, en opinión de analistas, ensombrece las perspectivas de conseguir lo que ambos dirigentes consideran prioridades: el ruso, mantener su presencia militar en la región y el sirio, someter a juicio a su antiguo rival caído en desgracia.

Para Putin recibir a la persona que derrocó a quien era su principal aliado en la región requirió alardes de diplomacia: “Estimado señor presidente, estamos muy contentos de verle en Moscú,

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