Antonio Famoso, nacido en 1936, falleció en su modesto piso del barrio de la Fuensanta en Valencia (España), pero su muerte pasó inadvertida durante quince años. La historia de este hombre revela cómo la soledad prolongada y la rutina de un vecindario pueden ocultar por completo la desaparición de una persona.

Según vecinos y conocidos, Antonio era un hombre extremadamente discreto, cuya vida transcurría entre paseos por su calle, compras en el supermercado y visitas al bar del barrio. Tras su separación hace décadas, perdió prácticamente todo contacto con su familia. Algunos residentes lo recuerdan como un hombre cabizbajo, solitario y casi fantasmal, mientras que la mayoría ni siquiera le conocía personalmente. Esa invisibilidad social fue clave para que nadie notara su ausencia.

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