La mañana comenzó con el sonido metálico de estructuras desarmadas y el murmullo de inspectores que, con chalecos naranjas y carpetas en mano, caminaban entre los puestos semifijos de Praderas del Sur. En el cruce de Ramón Rayón y Chiricahua, el aire olía a polvo y a comida que ya no se vendía. Ahí, el Municipio desplegó un operativo para retirar los puestos que durante meses —algunos, años— habían ocupado las banquetas y camellones como si fueran parte del paisaje.
Gibrán Solís, director de Limpia, observaba el movimiento desde un costado. “La intención no es recaudar”, aclaró mientras un grupo de trabajadores levantaba una estructura de lámina. “Lo que queremos es mantener el orden en los espacios públicos.”
Entre los comerciantes había resignación. Uno de ellos, que vendía aguas fresc