Muchas personas viven en una situación recurrente, eligen parejas que repiten rasgos de relaciones anteriores. Este fenómeno no responde a la casualidad, sino a patrones psicológicos arraigados en experiencias tempranas. La psicología señala que la tendencia a repetir tipos de pareja se vincula con modelos de apego formados en la infancia y con necesidades emocionales que persisten en la vida adulta.

La atracción hacia personas con características similares no se limita a aspectos superficiales. Abarca valores, formas de comunicación y dinámicas afectivas que recrean esquemas aprendidos en la niñez. Cuando una relación finaliza, es frecuente que surja otra con un perfil parecido, aunque la persona no sea consciente de esta repetición.

La explicación radica en que el cerebro busca

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