Ramón Blanco Balín, uno de los empresarios cuyo nombre ha sido asociado al caso Gürtel de corrupción desde su estallido hace más de 15 años, ha presentado su confesión ante la Audiencia Nacional días antes de que empiece el último juicio de la trama: el que gira en torno a los millones de euros que amasaron Francisco Correa y sus colaboradores a espaldas de Hacienda . Este asesor fiscal se suma al propio Correa , que ya confesó sus delitos hace unos días, relata cuál era el gran activo de los miembros de la trama: “Indicaron que tenían muchas y buenas relaciones con diversos miembros del Partido Popular, e influencias para conseguir adjudicaciones de contratos públicos”.

El caso Gürtel estalló en febrero de 2009 con las primeras detenciones ordenadas por el juez Baltasar Garzón para desmantelar una organización corrupta en la que empresarios y cargos del Partido Popular usaban su influencia política en sus feudos, principalmente en Madrid y Valencia, para manipular contratos públicos y obtener comisiones, a veces a cambio de favores y regalos a políticos. Los últimos 15 años han dejado un reguero de condenas firmes y sentencias que han declarado probada esta relación simbiótica entre el partido así como su responsabilidad como responsable a título lucrativo.

Ramón Blanco Balín fue uno de los primeros imputados del caso, cuando el PP todavía aseguraba que era una operación “contra” el partido, y se prepara para afrontar el último juicio del caso, que arranca la semana que viene en la Audiencia Nacional. Un juicio con una veintena de personas en el banquillo, entre ellas Francisco Correa, acusadas de ayudar a ocultar y blanquear los millones de la trama corrupta dentro y fuera de España.

Blanco Balín, inspector de Hacienda en excedencia que llegó a ser directivo de Repsol en la década de los noventa, se ha sumado a la lista de imputados que desde hace años han optado por las confesiones para aminorar las condenas de cárcel que les acarrea cada pieza separada. En el caso de este empresario que asesoró fiscalmente a Francisco Correa en los años en que campaba a sus anchas en los ayuntamientos donde gobernaba el PP, Blanco Balín ya ha sido condenado por su papel en la pieza de la visita del Papa a Valencia , en la actividad de la trama en la Comunidad Valenciana o en Boadilla del Monte .

En esta nueva confesión, el asesor explica que conoció a Francisco Correa, líder de la trama, en el año 2005, a través de Alejandro Agag , yerno del ya entonces expresidente José María Aznar. Pasó entonces a llevar la contabilidad de sus empresas, algunas constantes en la trama como Orange Market, constituyendo otras para “traerse a España dinero que tenía en el extranjero”.

En esas fechas, explica, conoció a otros nombres clave de la Gürtel: Pablo Crespo, Álvaro Pérez 'El Bigotes' o Jacobo Gordon. “Desde el principio de la relación con ellos, le indicaron que tenían muchas y buenas relaciones con diversos miembros del Partido Popular, e influencias para conseguir adjudicaciones de contratos públicos”.

La confesión describe que Correa movía sus comisiones en el extranjero con Arturo Fasana , también gestor de la fortuna de Juan Carlos de Borbón, mientras “se vanagloriaba de que no hacía nunca declaraciones tributarias, y decía que, como conocía a personas relevantes, y tenía buenos contactos, que no le iba a pasar nada por no hacerlas”. Ayudó a crear sociedades para “ocultar fondos ilícitos”, explica, y para que Correa ocultara su patrimonio a Hacienda.

Blanco Balín explica ahora que es “consciente” del “daño económico” causado a Hacienda y recuerda que ya en 2020 ingresó 1,2 millones de euros para reparar el daño. “Debe considerarse un verdadero esfuerzo reparador”, alega antes de aceptar lo que la Fiscalía pide para él: cinco delitos fiscales, uno de blanqueo y otro más de falsedad documental. Un total de dos años y cuatro meses de prisión.