Sea por la serie negra de los dos triples crímenes o las vicisitudes del viaje y los apoyos que el presidente Javier Milei recibiría de Donald Trump , la atención del público dejó pasar la última cumbre que mantuvieron la obligada anfitriona, Cristina de Kirchner, y Axel Kicillof. Merecía otro tratamiento informativo: no era para despreciar el shock eléctrico de ese evento en que varios secretos quedaron guardados en el sombrío departamento de San José 1111. Por falta de sol, no por otras oscuridades.

Hace unos veinte días, los protagonistas venían de ganarle las elecciones bonaerenses a Javier Milei con holgada ventaja; ambos se habían apropiado del triunfo y, como nadie ignora, han fingido desde entonces una armonía musical de dudosa duración. Pero ya pasó el tiempo, también l

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