Para muchos, residir cerca de la costa es más que un simple deleite visual; es un estilo de vida que ofrece profundos beneficios para la salud física y mental, pues la brisa salina, el constante sonido de las olas y la vasta inmensidad del océano actúan como un potente agente terapéutico, cuyos efectos positivos han sido corroborados tanto por la ciencia como por los testimonios de sus habitantes.

Uno de los beneficios más destacados concierne a la salud respiratoria. El neumonólogo Luis Rivas señala que la salinidad y humedad propias del aire costero funcionan como un nebulizador natural, lo que favorece la fluidificación de las secreciones bronquiales y optimiza la función pulmonar.

«Hay casos de pacientes con rinitis alérgica o asma que se trasladan a zonas de playa y mejoran. El ambi

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