Cuando algunos de los consellers abandonaban el hemiciclo antes de las votaciones, el síndic del PSPV, José Muñoz, les decía adiós con la mano, por si aquella salida era una metáfora de algo má s. Al gesto se sumaron las menciones de "conseller en funciones" de su compañeros de bancada cada vez que interpelaban a un miembro del Ejecutivo autonómico o el discurso, deseándole "lo mejor a nivel personal", de Gerard Fullana, de Compromís, al titular de Educación, José Antonio Rovira, por si acaso era el "último baile" que mantenían en la cámara como prueba de que se abre una nueva página.

En las constantes metas flotantes que viene atravesando desde el 29 de octubre, Carlos Mazón cruzó ayer la de la última sesión de control de su tercer ejecutivo en dos años y medio, "un récord",

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