Tras conocerse el resultado de la fallida opa del BBVA sobre el Sabadell, el Gobierno ha mantenido la misma actitud que durante todo el proceso. Respeto por la operación y respeto por la decisión “de los accionistas”. Pero en el Ejecutivo respiran con cierto alivio.
De haber salido adelante esta operación, el culebrón continuaría al menos unos cuatro años más obligando al Gobierno, aunque sea de manera indirecta, a estar pendiente de la fusión y la supervisión de que se cumplan las condiciones como la independencia de la gestión de la entidades como marcaba la operación.
Aunque en el Ejecutivo han jugado todos estos meses a no verbalizar públicamente su posición sobre la opa -lo que a la parte socialista se refiere porque Sumar simpre fue contraria-, el Gobierno abogó en junio por end