Escribe: Diana Flores Rojas
Dina Boluarte ─a quien en casi tres años de gestión Puno se negó a llamar “presidenta”─ ya no ocupa el cargo presidencial. Aunque su salida fue una de las demandas más importantes de los actores del sur del país que mantienen las protestas desde diciembre de 2022, la noticia del reciente jueves 9 de octubre tiene, por decir lo menos, un sabor agridulce. De hecho, aunque nuestra lucha logró presionar al Congreso, su salida también tiene el amargo de la quinua sin lavar.
Lejos de lo que habíamos imaginado, no hemos salido a bailar a las calles al verla dejar el cargo. Más bien, el alivio por la caída de Boluarte se mezcla con el terror e indignación de ver a quienes quedaron. En el cargo presidencial está hoy un congresista acusado de violación que, todo apunta