La noche del viernes quedará grabada en la memoria de los aficionados no como un simple partido de playoffs , sino como el escenario donde un talento único talló su nombre en letras doradas.

Desde el montículo, Ohtani lanzó con la precisión de un relojero suizo: 10 ponches en 6.2 entradas, permitiendo apenas dos hits. Pero fue en el bate donde escribió su hazaña más deslumbrante. "Nunca había visto algo así" , admitiría después un scout veterano entre el estruendo de la multitud. Tres cuadrangulares, cada uno más monumental que el anterior:

Un misil de 446 pies en la primera entrada contra José Quintana

Un disparo estratosférico de 469 pies que casi sale del estadio

El remate perfecto: un jonrón solitario en la séptima para sellar su trilogía histórica

Los números marean: 1

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