Cuando se establece, sin protestas, históricamente un límite debe aceptarse su permanencia –salvo arreglo pactado entre los Estados concernidos para alguna alteración–; porque, intentar torcer las determinaciones limítrofes, de manera unilateral, se quebrantaría el Principio de Estabilidad de las fronteras; trayendo graves consecuencias a los Justos Títulos que respaldan y soportan la consolidación espacial de los Estados; así igual, tal hecho irrumpe contra al valor geoestratégico, desnaturaliza la distribución político-territorial y la historia en la comprensión del fenómeno limítrofe-fronterizo, el cual siempre ha sido abarcativo en muchos aspectos.
En el Derecho Internacional, el estudio de los límites y las fronteras (que son dos elementos diferenciados) abarca un ámbito correspo