En el fútbol, como en la vida, hay decisiones que parecen normales, pero terminan marcando un rumbo irreversible. Lo que ocurrió en Tunja entre Boyacá Chicó y Atlético

Nacional fue justamente eso: una jugada que pasó de ser una disputa común dentro del área a convertirse en un símbolo de la injusticia que golpea a nuestro fútbol.

Boyacá Chicó ganaba un partido merecidamente. Orden, sacrificio y concentración, las tres virtudes que necesita un equipo que pelea por no descender. Vencía con justicia, resistiendo los ataques de un rival con más nómina, pero menos necesidad. Sin embargo, en los minutos finales llegó la jugada que cambió todo: un leve contacto en el área, un delantero veterano que “sintió el toque y lo aprovechó”, y un árbitro que, entre la duda y la presión, decidió apoyarse

See Full Page