El futuro del en Alemania se topa con un obstáculo tan mundano como decisivo: el bolsillo del ciudadano de a pie. Mientras el debate político se enreda en los plazos y las tecnologías, para muchos conductores el principal freno es el elevado precio de la recarga rápida. Con tarifas que en algunos puntos superan el euro por kilovatio-hora, el uso diario de un vehículo eléctrico puede encarecerse notablemente, disuadiendo a una parte importante de la población de dar el salto a la nueva movilidad.
Para hacer frente a esta situación, el Gobierno alemán ha puesto en marcha un programa de ayudas millonario . Con una dotación de 3.000 millones de euros, este plan busca incentivar la compra de coches eléctricos entre las rentas más bajas. La intención es clara: intentar democratizar el acces