La ovación de pie que recibió la contralora Dorothy Pérez al término de su exposición en la última Enade -su ponencia, que se extendió por cerca de 50 minutos, fue seguida con especial atención por una audiencia que atiborró el auditorio- constituyó sin duda el momento más inesperado del encuentro empresarial, y que probablemente quedará como uno de sus hitos. Era un hecho que no estaba en los cálculos que una funcionaria pública terminara convertida en la “estrella” de la jornada -así se refirieron a ella varios de los asistentes, no faltando quienes incluso se atrevieron a proyectar el nacimiento de una futura y promisoria carrera política-, y el hecho de que en este caso coincida con que se trata de la contralora general de la República abre una serie de implicancias que convendría anal

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