Recientemente fui al cine a ver “Caza de brujas”, la nueva película protagonizada por Julia Roberts que se inspira en una obra de Nora Garrett.
Roberts interpreta a una profesora de filosofía especializada en género en una universidad de élite. A lo largo del film, a través de gestos, silencios y comportamientos erráticos, se devela su tragedia personal, que también es colectiva: una relación con un hombre mucho mayor, amigo de su padre, iniciada cuando ella tenía apenas 15 años.
Habla de él con culpa y confusión. Dice que lo amó, que lo eligió, que lo denunció por enojo y venganza. Pero lo que no logra decir —ni a sí misma— es que nunca pudo consentir, porque tenía 15 años y él más de 40. Su esposo, psicoanalista, la ayuda a develarlo. Usamos la palabra develación —quitar el velo de lo