En los días previos de las elecciones del domingo 19, la atención de Bolivia no está centrada en quién ganará el primer balotaje de la historia del país andino. No, la mirada de los bolivianos está puesta en si conseguirán o no gasolina o diésel en los surtidores, combustibles cada vez más escasos.

Bolivia está cerca de quedarse sin divisas y al gobierno de Luis Arce cada vez le cuesta más conseguir los entre US$ 55 y US$ 60 millones semanales necesarios para importar combustible , según dijo el martes pasado el ministro de Hidrocarburos, Alejandro Gallardo.

El desabastecimiento es, a su vez, causa y consecuencia de la fuerte recesión que sacude a Bolivia, según anunció el miércoles Humberto Arandia, director del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) de Bolivia. La falta de combus

See Full Page