En un Tomás A. Ducó repleto y eufórico, la banda de Axl Rose y Slash descerrajó un concierto de casi cuatro horas que recorrió todo el espectro de un género inoxidable.
Al terminar la primera terna de canciones, Axl Rose, vocalista de Guns N’ Roses, tomó el micrófono no para saludar a esa marea humana en la que se convirtieron los fans que sacaron entradas para el campo delantero, sino para pedirles con mucha claridad, paciencia y respeto que dieran un paso para atrás en beneficio del show. El líder de esos como los llegó a apodar Menem en la antesala de su debut porteño en 1992, en otra época seguramente hubiera arengado semejante caos. Sin embargo, en la noche del viernes en cancha de Huracán , durante la primera fecha de esta vuelta de la banda a Buenos Aires (la segunda y últi