Empezar una huerta en casa no tiene por qué ser complicado ni costoso. Muchas veces, los elementos clave ya están en tu cocina, esperando una segunda vida antes de ir a la basura. Con solo una cebolla que está por echarse a perder, las semillas de una calabaza y una papa que empezó a brotar, podés dar los primeros pasos hacia tu propio jardín comestible. Te contamos cómo aprovechar cada uno y lograr que germinen con éxito.

Cuando una cebolla empieza a ablandarse o largar brotes, en lugar de tirarla puede convertirse en una nueva planta. Solo hay que cortar la base donde están las raíces, dejarla secar uno o dos días y luego colocarla en una maceta o directo en la tierra con la parte cortada hacia abajo. En pocas semanas comenzará a desarrollar nuevas hojas verdes y raíces más profunda

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