Por su nombre y apellidos no le conoce nadie, pero por su firma literaria y periodística fue uno de los más mentados autores de nuestro siglo XX y, desde luego, uno de los más mimados durante toda la época franquista, que hizo de él una enseña y sus textos de uso habitual en las escuelas. Ahora ha caído, y cada vez lo hace más, en el olvido. Pero yo aprendí a leer en ellos y al leerlos quise yo escribir también. Su hermosa, concisa y sutil prosa, sus paisajes (que eran los míos y las escenas de la vida cotidiana que aún veía yo con mis ojos de niño) me hicieron amar la literatura y empezar a probar suerte en ella. Por algún sitio guardo unas Miradas desde el picachuelo con las que a los 14 años gané mi primer premio en estas lides. Por ello no puedo sino guardarle devoción y gratitud.
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