Ciudad de México.- Afrodisio Pitongo, hombre proclive a la concupiscencia de la carne, invitó a cenar a Susiflor, hermosa chica de buenas familias, lectora asidua de monseñor Tihamér Tóth, cuyo libro "Pureza y hermosura" sabía casi de memoria. La púdica doncella rechazó la salaz invitación: "No puedo salir con un perfecto extraño". "Eso no aplica en mi caso -replicó el tal Pitongo-. Estoy muy lejos de ser perfecto". "Qué buen chiste contaste anoche, yerno -le dijo a Capronio su suegra-. Por poco me muero de la risa". "Haberlo sabido -refunfuñó el ruin sujeto-. Habría contado otro mejor". En la merienda de los jueves doña Clotalda intrigó a las asistentes cuando declaró: "A mi marido le digo 'El repartidor de pizzas'". Preguntó una: "¿Por qué le dices así?". Explicó doña Clotalda: "Tarda mu

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