Una de las reglas básicas que impuso José Pekerman cuando en 1994 inauguró su era como formador en las selecciones juveniles de Argentina fue “saber perder”. Él, tricampeón mundial Sub 20, fue docente en la derrota. Y Diego Placente, uno de sus principales discípulos, supo perder tras la caída ayer 2-0 ante Marruecos en la final del Mundial en Santiago de Chile. Hubo unos minutos, cerca del final, en los que la frustración, la impotencia porque no se podía quebrar a Marruecos, parecía abrirle paso a la patada y la reacción fácil. Pero hubo control. Y jugadores que asumieron la derrota. Eso también es Escuela Pekerman .
Obligado a un retiro prematuro del fútbol por una lesión de rodilla hoy fácilmente operable, Pekerman manejaba un taxi cuando en 1978 paraba algunas horas para ve