Un fierro caliente es el que está por agarrar el presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz Pereira, ante la crisis multisectorial que enfrenta el país. El economista asumirá el mandato en noviembre con promesas de corto plazo que generan altas expectativas y con unas elecciones subnacionales en menos de cinco meses, lo que pone prisa a la necesidad de resultados.
“No va a tener una luna de miel, tiene que afrontar los problemas más urgentes”, indicó a CNN el politólogo Marcelo Arequipa, profesor de la Universidad Mayor de San Andrés. “La gente hoy está muy preocupada, esperando con ansias que empiece el 8 de noviembre. El margen es bastante limitado. No existe la varita mágica, especialmente para los temas económicos”, advirtió.
Los bolivianos fueron a votar con una aguda escasez de comb