Mucho ha cambiado la ciudad de Zaragoza en las dos últimas décadas. El siglo XX llegó pisando fuerte, con una burbuja inmobiliaria que contagiaba los planes urbanísticos de toda España. En 2002, se dieron todos los componentes en una capital aragonesa que quería venderse al mundo, como había hecho Sevilla una década antes, y que pujaba con Trieste y Tesalónica para albergar la Expo 2008. Pero hacían falta suelos y el ayuntamiento no tenía liquidez suficiente para comprar los elegidos, en el meandro de Ranillas . La Caja de Ahorros lo hizo posible y adquirió las parcelas para cedérselas a la ciudad, a cambio de unos terrenos al suroeste de la ciudad, área natural de expansión, sobre los que se erigió Arcosur , rematado posteriormente por Belloch.
La política, en cambio, es cíclica, y