Nexperia ha pasado de ser una desconocida a convertirse en el nuevo foco de tensión en la guerra tecnológica entre Occidente y China . La compañía, de capital chino pero con sede en los Países Bajos, ha sido intervenida por el Gobierno neerlandés , que alega motivos de seguridad nacional. Y su impacto podría sentirse pronto en sectores tan sensibles como el del automóvil o la electrónica de consumo.

El movimiento no es menor: Nexperia controla una extensa red de fábricas y centros de ensamblaje en Alemania, Reino Unido, Filipinas, Malasia y China, todos importantes para la cadena global de semiconductores. Desde que Países Bajos asumió la gobernanza de la empresa a comienzos de mes, ha surgido una pregunta clave: ¿hasta dónde llega realmente su control sobre esas operaciones internaci

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