"Ha sido de película, digno de James Bond", se sorprendió un turista chileno, quien, como otros miles de visitantes frustrados, se quedó este lunes sin poder entrar en el Louvre, el museo más visitado del mundo cerrado temporalmente debido al espectacular robo de joyas del domingo.

Separados por una valla y a unos pocos metros de la imponente pirámide del Louvre, que marca la entrada al gigantesco museo, turistas de varios países deambulaban esta mañana entre la incredibilidad y la indignación. Quejas en inglés, francés, italiano, árabe y español se escuchaban a lo largo del perímetro de seguridad, poblado también de numerosas cámaras de televisión y de algunos curiosos. "Es una decepción tremenda", resumió a EFE el chileno Michel Sánchez, quien apuntó a la mala gestión del museo una vez

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