A cinco meses de desprendimiento de toneladas de ladrillos de un edificio de Bv. San Juan al 600, persiste el temor a una nueva tragedia entre los vecinos de la zona.
El avanzado estado de desastre y abandono de la vivienda provoca una cierta inseguridad a los transeúntes. A simple vista se observan puntales desprendidos y un gran cantidad de ladrillos sobre el borde de una de las aberturas del piso superior.
“Cada vez que hay viento rogamos para que no que haya una nueva desgracia”, dijo un comerciante de la misma cuadra.
Desde el primer minuto la casa fue considerada como la “zona cero” del trágico hecho que provocó en mayo pasado la muerte de un hombre y heridas en otras siete personas.
La vivienda fue el lugar de mayor devastación, el punto donde ocurrió el impacto principal de la