Un profesor de 67 años ha sido formalmente imputado por el delito de grooming en Cipolletti, Río Negro. La acusación surge tras la denuncia de los padres de una adolescente de 13 años, quien fue contactada por el docente a través de redes sociales. Según la Fiscalía, el acusado se hizo pasar por un menor para comunicarse con la víctima, con la aparente intención de atentar contra su integridad sexual.
Los hechos ocurrieron entre septiembre y noviembre de 2024, cuando el docente mantenía una relación de profesor y alumna con la niña. Durante este tiempo, comenzó a enviarle mensajes en los que se presentaba como un intermediario entre ella y un supuesto joven. En uno de los mensajes destacados, el profesor escribió: “Estoy re enamorado de vos, pongámonos las pilas para diciembre”, lo que encendió las alarmas sobre sus intenciones de tener un encuentro físico con la menor.
La causa ha sido calificada como grooming, un delito tipificado en la Ley 26.904, que sanciona a quienes acosen a menores a través de medios electrónicos. La Fiscalía ha presentado varios elementos de prueba, incluyendo el testimonio de la niña en Cámara Gesell, donde relató los contactos que tuvo con el docente a través de diversas plataformas virtuales. Además, se realizaron allanamientos en la vivienda del acusado, donde se confiscó su teléfono móvil. En este dispositivo, se encontró el número de la adolescente y evidencia de que había borrado conversaciones previas con ella.
La Defensora de Menores ha apoyado la acusación, mientras que la defensa del imputado ha rechazado la calificación de grooming, argumentando que no se cumplen las características de este delito. La Justicia de Garantías de Río Negro ha formulado cargos y ha establecido un plazo de cuatro meses para la investigación.
El grooming es un problema creciente en Argentina, con más de 120.000 casos denunciados en 2024. La Ley 27.590, conocida como Ley Mica Ortega, establece un programa nacional de prevención y concientización sobre este tipo de delitos, que se ha vuelto más común en plataformas de videojuegos, donde los menores pueden interactuar con desconocidos. Especialistas recomiendan a los padres que supervisen el uso de juegos por parte de sus hijos, optando por aquellos que no permiten interacciones en línea.