La especialización de tareas según el sexo no es un invento moderno. Un reciente hallazgo en los Alpes ha revelado que, hace más de seis milenios, ya existía una clara división del trabajo entre hombres y mujeres. La sorprendente evidencia no procede de grabados ni de restos óseos, sino de algo tan mundano como trozos de una especie de chicle prehistórico que, al ser analizados, han desvelado a quién pertenecían y para qué se usaban.

De hecho, esta sustancia es en realidad brea de corteza de abedul, considerada el material sintético más antiguo creado por el ser humano. Nuestros antepasados del Neolítico la empleaban fundamentalmente como un potentísimo adhesivo universal , ideal para fabricar herramientas de piedra o para reparar objetos cotidianos. Lo que no se sabía hasta ahora es

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