En el Año I de Nuestro Señor Yo el Supremo TACO II, en la era donde los espejos se inclinan ante el majestuoso emperador y se refleja en la infinitud universal de los caraduras… cuando el Sr. Presidente reclama que le paguen 230 millones de dólares por casos judiciales del pasado.
Por Lux Fer
El emperador, Yo el Supremo TACO, ha decidido, en un gesto de equidad celestial que dejaría perplejo al mismísimo Alí Babá, que su propio gobierno —es decir, él mismo, con corbata de seda y peluquín dorado— le adeuda la módica suma de 230 millones de dólares. No se trata de codicia vulgar, aclara con la solemnidad de un profeta en ayuno y la picardía de un bribón de siete suelas; es justicia divina, mera rectificación cósmica. Los astros del libre mercado exigen balanza perfecta, mientras él chill