Sobre Calzada de Tlalpan, por la tarde, las pipas parecían un muro metálico. Los choferes se bajaron, cruzaron los brazos y advirtieron que no se moverían hasta ser escuchados. Decían que el tiempo de carga se había duplicado, que los pozos estaban secos, que el trabajo ya no alcanzaba.

A su alrededor, cientos de automovilistas atrapados en el tráfico tocaban el claxon sin entender que, detrás de dicha protesta se esconde la del negocio del agua en la Alcaldía Tlalpan, un sistema construido durante los tres últimos años con dinero público, manipulado por intereses privados y tolerado por la administración pasada.

De acuerdo con documentos consultados, el origen del conflicto de las pipas surge de una estructura de corrupción heredada de la gestión encabezada por la exalcaldesa Alfa Gonzá

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